Rosas

Me levanto por un papel hasta que me detiene una escena en la televisión, es parte de una película que me gusta mucho y a la cual nunca sé decir que no, justo encuentro mi escena favorita...entre rosas me elevo a otro nivel de pensamiento y cuando menos me veo, ya estoy pensando en ti.
Esa escena me recuerda mi realidad en ese mundo de ficción, esa realidad que pega fuerte y contundente en la mente de los que no tenemos esperanzas para nosotros y que sabemos que siempre viviremos en las sombras con lo que más felices nos hace: un amor.
Tu amor no me conviene en lo absoluto, jamás me dará reconocimiento social, familiar, ni en ninguna esfera, siempre habrá gente señalando mi espalda y sintiéndose con el derecho de juzgar con la fuerza de la ignorancia y la falta de alas.
Jamás podré traerte a mi casa y sentarte a cenar en Navidad, en mi cumpleaños, no serás más que un intruso indeseable, las puertas estarán cerradas inclusive a tu nombre.
El besarte en público hoy resulta más desagradable, punible y asqueroso que matar a alguien a quemaropa en plena calle.
Siempre tendré que fingir una amistad y en cuanto alguien sospeche un sólo sentimiento de amor, tendré que correr como siempre lo hacemos, siempre fugitivos de este amor.
Pienso en todo eso hasta que recuerdo otra vez la escena en la televisión...eso me da un destello de esperanza...entonces recuerdo que cuando tu mano está contra la mía y veo mi vida en tus ojos, entonces todo lo demás no importa, me hace más fuerte y orgulloso de luchar por ti, siento ganas de intentar cada vez más, de gritar, besar y amar con la fuerza de mil mares...para que tú en un futuro cuando ames a alguien como yo, sepas hacer lo propio y jamás en el nombre del amor...mirar hacia abajo.
“A prayer for the wild at heart, kept in cages.”
Dedicado.
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