Pecado de omisión
Este mundo, no es mi mundo.
Hoy me he levantado y he querido ver.
Hoy me he levantado y quise sentir.
En ocasiones he querido entender a este mundo nuestro. He querido entender los conceptos y entrar en las categorías, comprender los intereses y ponerme en línea con los estatutos. He querido escupirle a mis sueños y deseos, le he dado la espalda a mis ganas y palabras, corrí de mis enemigos y me forcé a toda costa a abrir mis sentidos, corrompí mi mente y veneré las cosas que siempre me dieron asco, sonreí para encajar y abracé ideales que nunca perseguí.
Por fortuna, siempre fracasé. Nunca fui buena para entender los conceptos, nunca me gustaron las categorías y lo limitante que son por sí mismas, jamás entendí que el fin justificara los medios, aún me cuesta trabajo el definir los intereses. Siempre regresé al mal camino de mis pensamientos, ideales y sueños. Enfrenté mis tentaciones, mutilé mis ganas de entrar en el mundo de lo corrupto. Algunas veces por la fuerza, no siempre por decisión propia, pero jamás me di la opción de ser mediocre por lo menos en mis convicciones.
Algunos me llaman necia, otros utópica, soñadora y un montón de palabras que no alcanzan realmente a vislumbrar la realidad de mi persona.
No lo hago para ser vista como a esos santos que les gusta seguir, esos héroes que les gusta galardonar, ídolos que bendecir y usar como un jemplo de vida.
Si vivo como vivo, es porque jamás aprendí a vivir de otra manera, no lo aprendí. Simplemente que siempre me han dado asco las mismas cosas, jamás he entendido algunas cosas que todos parecen soportar y olvidar.
Espero que jamás me pase lo contrario, espero jamás caer en la mediocridad, la comodidad y la tolerancia a cosas que sé que están mal. Me deseo sufir de este mal hasta el último de mis días, para que así cuando voltee a ver la obra de mi vida, pueda irme aunque sea con el orgullo de saber que siempre fui quien quise ser, que le fui fiel a la coherencia con la que hago cada cosa en mi vida y porque no el orgullo de saber que talvez en algún punto de la vida, logré contagiar a muchos más de este mal.
"Apesar de los terribles errores que cometí y que habría deshecho si pudiera, la agonía que ha quedado y a marcado mi alma ha valido la pena, pues se me ha permitido caminar por el infierno en la tierra...y por el cielo en la tierra"
Gia Carangi
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