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¿Qué perdemos cuando no tenemos nada?

 La espera, los segundos, los minutos, las horas, los días, los meses, los años.  El enamoramiento, el amor, la costumbre, el desencanto, el odio, el olvido.  Los amantes, la pareja, los confidentes, los amigos, los conocidos, los extraños.  Los buenos días, las buenas noches, los te amo, te extraño, el dejado en visto, la nada.  La dulzura, el empalago, lo agridulce, lo agrio, lo amargo, lo asqueroso.  Tus ojos, tus manos, tu cuerpo, tu mirada, tu sombra, tu ausencia.  Las vivencias, los recuerdos, las cancelaciones, la falta de tiempo, la falta de ganas.  Los saludos, el rocé de tu mano, los besos furtivos, las miradas desviadas, la incomodidad.  Las carcajadas, la risa, las sonrisas fingidas, el llanto, la indiferencia. Las verdades, las verdades a medias, las omisiones, las mentiras.  La insistencia, el acoso, el desinterés, la claudicación.  La seguridad, el orgullo, la vergüenza, la inseguridad, el repudio.  El deseo, el ...

Doble J

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No sé en qué momento fue que me metí en el agujero del conejo, tampoco estoy segura de qué fue lo que me atrajo hacía ti...pero te encontré al final del túnel....cuando salí del otro lado me encontré con un realidad tan parecida a la mía, que me costó trabajo diferenciar entre esta vida y la otra...la vida del mundo paralelo.  Ese mundo paralelo parecía desafiar las leyes naturales. Me desafíaba en todos los sentidos. Rompía con las leyes más básicas, las mías, las tuyas, las de todos. Me sumerguí por sus aguas peligrosas, esos ríos de vida que corren por tus venas, me perdí entre los mechones de tu cabello, entre las comisuras de tu boca, bebí de tu agua y calmé tu sed. Mordí la manzana de tu paraíso.  Me quedé perdida en ese mundo paralelo, sin darme cuenta que ese mundo se mezclaba cada vez más peligrosamente con el mundo real. Leyes básicas de la física.  "Ningún cuerpo puede ocupar al mismo tiempo el lugar de otro."  La impenetrabilidad.   Al mismo tie...

La Vocación

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Qué nos ata a nuestros sueños? Qué nos ata a nuestras necedades?  Qué nos motiva a levantarnos todos los días y repetir la misma cotidianidad? Cuándo decidimos que no queremos seguir el mismo camino? Cuándo decidimos que es tiempo de parar? Cuándo empezamps a odiar nuestro trabajo? En qué momento se nos agota la motivación? En qué momento dejamos de ser empáticos con los demás? En qué momento nos vale madre todo y todos? Por qué no podemos decir "no"? Por qué repetimos los mismos patrones jodidos? Por qué vivimos en una sociedad pasivo-agresiva? Cuál es la solución al problema de la salud pública? Cuál es la receta para no perder el amor a  la medicina? Cuál es tu razón para seguir haciendo medicina? Todas estas preguntas se repiten una y otra vez en mi mente. Después de pensarlas me quedo constantemente agotada viendo que no tengo una solución. Las preguntas se multiplican, se entrelazan, se asfixian las unas con las otras, dejando a mi vocación marchita y agotada.  En q...

Kintsugi

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Una grieta.  Pequeña abertura que separa una estructura antes unida. En sus bordes podemos ver el resultado de una separación. De un dolor. Un espacio antes común que ahora se niega físicamente a estar unido. Aunque los bordes encajen perfectamente, no se unirán perfectamente como uno mismo, nunca más.  Siempre me han parecido fascinantes las grietas. Me hace recordar que hasta las estructuras más fuertes tienden a quebrarse. Ese frágil equilibrio, antes imperceptible se hace visible a ojos de todos, se nos revela la vulnerabilidad. Y para mí que soy amante de lo real,  me provoca un estallido de encanto. A muchos la grieta les enfrenta a la idea de que la estructura es débil, frágil, destructible, vulnerable, inestable y defectuosa. Uno se siente de pronto desprotegido. "Yo que pensaba que esta estrutura era fuerte como un roble, que nunca se caería, que nunca se cansaría, que estaría estoica para siempre..." A mí, a veces, las grietas me recuerdan que las estruc...

La luz

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A veces creo que dentro del pecho, en vez de un corazón palpitante, llevas un agujero negro. Esa negrura a veces se hace tan grande y violenta que arrasa con todo a su paso.  Estrellas, lunas, mundos completos son devorados por tu furia, sólo queda la nada después de que tu furia se hace presente, como si quisieses matar hasta la última partícula de luz. "Hay oscuridades que no se deben alumbrar" dijo la mujer sabia de grandes pestañas. Cuánto me empeñé en alumbrar tu oscuridad? Cuántas veces me apagaste la luz vital por tratar de calmar tu tempestad? Cuántas veces me dejaste un te amo en la boca para solicitarme una disculpa? Tu voracidad, tus ganas de tener siempre la razón de la vida. Tu irrebatible verdad de las cosas.  De qué mierda nos sirve ahora saber quién nos llevo a este callejón sin salida?  Qué nos queda de esta destrucción? Quién gana en la guerra del amor? La luz puede ser devorada por la oscuridad.  El amor puede ser dest...

EL CAUDAL

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Dos ríos corren dentro de mí. Uno corre hacia arriba y el otro hacía abajo, en medio de la vía se conectan y forman un caudal. Se vuelve tan fuerte en ocasiones que causa estragos a todo su paso, arrastra todo río abajo dejándolo bajo el lodo y la mierda. Hay personas que viven sólo con un río dentro. Y saben cómo calmar las aguas para que no causen problemas. Existimos  otros que tenemos más de un río...y no sabemos cómo apaciguar nuestras aguas. A veces quisiera terminar con ese río, el otro...pero siempre regresa. El manantial que lo genera es enorme y nunca se seca. Se generó hace tanto tiempo que he aprendido a vivir con los dos, pero eso no significa que guste la situación, es más una cuestión de aceptación. La gente feliz en ocasiones se maravilla de los dos ríos, incluso del remolino, les parece atractivo entrar y zambullirse un par de ocasiones dentro. Pero nadie quiere nadar en aguas peligrosas toda su vida. A veces hay personas que lanzan piedras al río o lo din...

Muertes chiquitas

Todos los días morimos un poco. Este año yo tuve una muerte grande y después unas chiquitas. La primera me enseñó a morir con fuerza, sin anticipación, con mucho dolor, con dificultad para afrontar la pérdida, sin embargo. Aprendí.  Con el tiempo, me permití aprender a morir, experimenté con mi propio corazón. No estaba dispuesta a morir de nuevo con una pérdida, no así. Sentía que estaba demasiado atada, muy vinculada, no sabía como desapegarme, disfrutar el momento no era mi ideal de vivir, lo quería retener todo, aún cuando mi memoria es mala y en ocasiones no puedo recordar, ni lo que hice ayer.  Me desbaraté la mente, el corazón, la piel, las entrañas. Todo. Me llevé al límite y justo donde terminaba me alegraba porque había ocurrido y terminado. Casi como si su belleza estuviera de la mano con la fugacidad de su existencia.  Existencias bellísimas fueron testigos de este generoso plan. A todos les amé, les disfruté, les aprendí y deje ir. De cada uno me l...